Uno de los factores es definitivamente la conexión cada vez más profunda entre el fútbol y la moda, que este año fue aún más empática con el renacimiento de las siluetas icónicas de los clubes. De niña, cuando escuchaba que alguien se iba a hacer un traje a Carlos Berges, intuía ese mundo exquisito de las pruebas, de los pliegues, de las telas y botones forrados.