A principios de los años setenta y para dar una imagen diferente a la del resto de equipos que vestían a franjas rojiblancas, el club presidido por Cándido Gómez Álvarez decidió que las rayas de la camiseta en lugar de ser verticales fuesen horizontales. En esta última etapa volvió a rematar en el segundo lugar y, con 32 puntos, clasificó a la Liguilla de Promoción, instancia en la que no pudo ascender a Primera División, luego de empatar 0-0 con Deportes Arica y caer 2-0 ante O’Higgins.